Wikén
lunes, 27 de octubre de 200801:45 am
En los momentos más inesperados ocurren cosas inesperadas: sensaciones, reacciones, acciones. Puedes estar frente a alguien y mientras ella te habla, tú darte cuenta de cosas que jamás habías siquiera considerado en tu universo mental. O puedes estar simplemente viendo algo o alguien y dejar que tu mente piense por si misma y te lleve a conclusiones que por un momento parecieran desconcerte del todo. O puede ser, que el sólo mirar un rostro, bajo una luz especial, te haga pensar en nada mientras todo ocurre a tu alrededor: ninguna palabra se asoma por tu cabeza, sólo la exquisita sensación de saberte ahí, en el lugar en que estás, cómodamente, sólo sintiendo, experimentando una oleada lúcida de emociones, y ves que la gente mueve sus labios y caras más allá de tu sector estallan en carcajadas que no oyes y todo parece estar bien. Demasiado bien. Pero no hay alarma, hay un ente protector que permite esa guardia baja orientada sólo al disfrute de lo que ves y sientes, hay un umbral de seguridad que da permiso para desconectarse de todo el ruido, dejar de interactuar y dejarse llevar por lo que ves. Y disfrutarlo.
Etiquetas: Conciencia, Fotografía